LA AVV sorprendida por el ruego del Grupo Popular en el Pleno del Ayuntamiento de Alicante el pasado día 25 de febrero.

El Grupo Municipal Popular trasladó a ese pleno un ruego para la puesta en marcha de un Plan de Choque para la Prevención y Sanción de infracciones por ensuciar vías públicas derivadas de la tenencia de animales de compañía.

En el primer párrafo del expositivo del ruego se alude a que “La limpieza de la ciudad sigue siendo una de las principales preocupaciones de los ciudadanos.”

La AVV del Barrio del Pla no tiene más remedio que congratularse al ver refrendado lo que, en nombre de vecinas y vecinos, ha venido denunciando, tanto al anterior equipo de gobierno municipal, algunos de cuyos miembros forman hoy parte del grupo municipal que presenta este ruego, como a la actual corporación.

Efectivamente, pese a nuestra modestia, tanto por los medios empleados, como por no ser el fruto de profesionales en la materia, se realizó hace casi tres años una encuesta entre el vecindario cuyos datos ya reflejaban que la limpieza en Alicante brillaba por su ausencia. Los resultados fueron entonces remitidos tanto al anterior equipo de gobierno municipal (Del que formaba parte el Grupo Popular) como a los grupos municipales en la oposición, algunos de los cuales hoy, forman parte del actual equipo municipal.

Consecuencia de esto fue que, desde hace dos años, esta asociación, junto con otras cuatro, ha llevado adelante la campaña denominada Barrio Limpio ¡Ya!, cuyo primer objetivo ha sido, y sigue siendo, llamar la atención del lamentable estado en que se encuentra la ciudad a causa de la suciedad.

No sólo los carteles, que siguen estando expuestos en numerosos establecimientos y comercios de nuestro barrio, señalan esta situación. Más de dos mil instancias suscritas por la ciudadanía se presentaron, una a una, en el Registro de este Ayuntamiento. Instancias, por cierto, que el anterior equipo municipal no se dignó a contestar.

En estas instancias no sólo se manifestaba lo denunciado, se exigía, no se rogaba, que el Ayuntamiento tomara una serie de medidas al respecto.

Las exigencias se planteaban en un orden, que no es casual, si no lógico.

Lo primero que se exigía era que el Ayuntamiento hiciera cumplir a la concesionaria de la limpieza; simplemente para que los más de treinta y cuatro millones de euros que anualmente cobra de lo que la ciudadanía aporta con sus impuestos, sirva para lo que dice el contrato: que la ciudad esté limpia.

En segundo lugar se exigía que el Ayuntamiento sensibilizara a la ciudadanía sobre su responsabilidad en evitar ensuciar.

Sólo en tercer término se exigía del Ayuntamiento la sanción, en su caso.

Esta secuencia se planteaba de esta forma porque la pasividad, la indolencia municipal, durante muchos años, ha supuesto que la suciedad no sólo esté enraizada en nuestras calles, si no que también parezca algo normal el convivir con ella, que forme parte de nuestro entorno diario.

Lo mismo que han sido ineficaces el haber realizado dos planes de choque de limpieza, porque lo que se necesita es que la concesionaria aplique todos y cada uno de los días “un plan de choque de limpieza”, igualmente un plan de choque para sancionar no será la solución.

Tanto en limpiar la ciudad, como en concienciar a la ciudadanía, como para exigir el cumplimiento de la ordenanza y sancionar en su caso, se necesita voluntad política y perseverancia.
 
La ciudadanía no está pidiendo un favor, ni rogando que se le haga una concesión graciable, está exigiendo que se cumpla con la obligación, que se cumpla con aquello a lo que la ley y el voto obliga a los responsables municipales.
 
Barrio Limpio ¡Ya!, pero sin pagar, ni endeudarse un euro más.